El oligopolio es una estructura de mercado en la cual un pequeño número de empresas domina y controla la oferta de un determinado producto o servicio. En un oligopolio, hay pocos vendedores en comparación con el número de compradores en el mercado, lo que les otorga un alto grado de poder y control sobre los precios y las condiciones de venta.
Las empresas en un oligopolio suelen tener una interdependencia estratégica, lo que significa que sus decisiones comerciales están influenciadas y responden a las acciones de sus competidores. Debido a esta interacción y competencia entre las empresas, el comportamiento de una empresa puede tener un impacto significativo en las demás y viceversa.
En un oligopolio, las empresas pueden utilizar diversas estrategias para mantener su posición dominante en el mercado, como el establecimiento de barreras de entrada para dificultar la entrada de nuevos competidores, la fijación de precios de manera concertada o la diferenciación de productos.
Algunos ejemplos de industrias en las que se observa un oligopolio incluyen la industria automotriz, las telecomunicaciones, la industria del acero y la industria de la alimentación.
La existencia de un oligopolio puede tener tanto ventajas como desventajas. Por un lado, las empresas en un oligopolio pueden aprovechar economías de escala y realizar inversiones en investigación y desarrollo que impulsan la innovación. Por otro lado, la falta de competencia puede llevar a precios más altos para los consumidores y reducir la elección de productos en el mercado.
Las autoridades de competencia suelen estar atentas a los oligopolios para evitar prácticas anticompetitivas y proteger el bienestar de los consumidores.
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